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Desmontando los mitos sobre la construcción con madera II. Las construcciones en madera tienen poca durabilidad

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Otra de las preguntas habituales que nos hacen, tanto clientes privados como algunos técnicos, es si las construcciones en madera duran igual que las otras, refiriéndose a las de ladrillo, hormigón o acero. Pues bien, podemos decir con total certeza que, a día de hoy, todavía no se conoce un material equiparable en duración a la madera que soporte tracción, compresión y flexión.

 

Un poco de historia

 

La revolución industrial, con la aparición del hormigón y el acero, dejó a un lado la madera como material de construcción debido, sobre todo, a su menor coste económico y sus mayores prestaciones técnicas en el momento. Sin embargo, no se tuvo en cuenta los costes medioambientales de estos materiales.

 

Por poner un ejemplo, la estructura de hierro más antigua que se mantiene en pie, es el puente de hierro fundido de Coalbrookdale (1971), eso sí, por problemas de estabilidad y seguridad se prohibió el tránsito en 1934 y 1999, sustituyendo por acero de alunos de sus elementos principales para volver a dar uso a esta estructura. Otro ejemplo, es la súper conocida Tour Eiffel (1889), que se mantiene en pie, gracias a una contínua y total renovación, con el elevado coste asociado, que eso si, pagan encantados los millones de turistas para hacerse fotos.

 

El hormigón apareció como “protector” de este acero problemático, recubriéndolo, además de proporcionarle libertad de diseño y forma y convirtiéndose en el “material del futuro”, aunque la realidad es que la vida del hormigón y del acero apenas superan los 50 años y, comparado con algunos ejemplos en países del norte de Europa, donde encontramos casas de madera habitadas después de 200 años de vida, o en Oriente, donde nos encontramos con construcciones ancestrales, podemos decir que no hay comparativa posible en lo que a durabilidad se refiere a día de hoy.

 

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Iglesia de de Borgund, Noruega (año 1.200). Actualmente museo.

 

La durabilidad de la madera

 

La durabilidad de la madera, es la resistencia de la madera sin tratamiento frente a los ataques de agentes degradadores.

 

Cuando se habla de resistencia a la intemperie de la madera hay que tener en cuenta qué agente es el causante de la degradación. Estos agentes pueden ser abióticos (atmosféricos, mecánicos o químicos) y bióticos (hongos e insectos). Cada especie tiene una durabilidad natural en función del contenido de resinas, taninos, aceites, exposición y cantidad de duramen y albura. El duramen es más resistente que la albura al tener más sustancias protectoras.

 

 

 

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Entre los factores bióticos, nos encontramos a los hongos y a los insectos:

  • Hongos: causantes de la pudrición. Para ello, se necesitan humedades que se mantengan por encima del 20%.
  • Insectos: igualmente podemos decir que la mayoría de insectos destructores de la madera, necesitan principalmente de lugares con altos contenidos de humedad y bajas temperaturas y con poca ventilación (como para los anóbidos, o bulgarmente llamado carcoma). En el caso del Lyctusbrunneus o más conocido por la polilla, atacan principalmente a pavimentos de roble con albura y no a piezas estructurales.

 

En el caso de las termitas en España, hay citadas 2 especies subterráneas (Reticulitermes grassei y Reticulitermes banyulensis) y se ha detectado la posible presencia de una tercera especie (Reticulitermes santonensis).

 

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Casa Bethlehem, Suiza (1.287). Actualmente museo.

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Templo budista Horyu-ji, Japón (607)

En los últimos años en España, se viene detectando una proliferación de los ataques de las termitas subterráneas (y también de las termitas de madera seca) en los cascos urbanos, favorecida por la actividad humana (instalación en los edificios de conducciones de agua, instalaciones de calefacción, etc.), por el abandono de población de muchos cascos históricos lo que conlleva a la pérdida de los hábitos de mantenimiento de los edificios (goteras, roturas de canalones, filtraciones, falta de ventilación, etc.) y por el cambio de clima (con inviernos y veranos más suaves). Debido a todo esto, las termitas encuentran unas condiciones de humedad y temperatura ideales para su desarrollo.

 

 

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Condiciones de actuación de organismos de la degradación

En este sentido, decir que en Arquima utilizamos principalmente madera de abeto KVH, que garantiza una humedad por debajo del 18%, sin necesidad así, de protegerlas con tratamientos especiales tóxicos para la salud. Al mismo tiempo, nuestros edificios con ventilación mecánica de doble flujo, consiguen una temperatura con humedad relativa del aire interior, que no atraen a este tipo de insectos.

 

En cuanto a los factores abióticos, principalmente el que más preocupa es el de la degradación de la madera por radiación ultravioleta solar.

 

Su acción es superficial, degradando las resinas de los productos de acabado y produciendo modificaciones químicas en la lignina, atacando la madera más blanda de la albura y produciendo el desfribramiento superficial con la consiguiente aparición de crestas (periodo otoño-invernal), valles (primavera) y que se traducen en un agrisamiento superficial de la madera. La protección de la cual, consiste en aplicar un pigmento (generalmente un óxido mineral) que refleja dicha radiación para protegerla.

 

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