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Hoy más que nunca, día internacional de los bosques, debemos gritarlo en alto. El mundo necesita que cuidemos de ellos.

Las masas forestales limpian el aire que respiramos y filtran el agua que bebemos. Nos dan la madera y los recursos para construir y nos proporcionan productos esenciales para la medicina y el cuidado personal. Los bosques son el mecanismo natural de captura de carbono del planeta.

Hablando en números. A nivel mundial, más de 1600 millones de personas dependen directamente de los bosques para su sustento. Y más de la mitad de las especies del mundo viven en ellos, lo que las convierte en uno de los ecosistemas con la mayor biodiversidad de la Tierra.

Cuidar los bosques significa cuidar de las criaturas que viven dentro y alrededor de ellos. La vida depende de ecosistemas sanos y diversos, y los bosques son un hábitat vital.

Según varias asociaciones mundialmente conocidas, como es el caso de FSC, es necesario un manejo responsable y ambientalmente apropiado, socialmente beneficioso y económicamente viable de los bosques. Los bosques nos regalan innumerables beneficios, tanto a los humanos como al resto de animales que nos rodean. Son hogar, refugio y fuente de alimento de miles de especies. 

La problemática en la península Ibérica

En España tenemos un problema. Vivimos en un país forestal con poca cultura sobre nuestros bosques.  La despoblación del medio rural ha permitido que la masa forestal crezca considerablemente, pero al mismo tiempo esto provoca el que no se aprovechen como deberían los recursos y contribuye además a aumentar el riesgo de propagación de grandes incendios. Incendios que a su vez general tierras yermas y fomentan la desertificación. En un ciclo vicioso que conduce al colapso ambiental. De nada sirve tener una gran masa forestal si esta presenta baja biodiversidad y una salud deficiente.

Pese a ello, las cifras son positivas

Las cifras más recientes apuntan a que la superficie forestal nacional está en pleno crecimiento. Mientras que en todo el continente europeo las masas forestales se incrementan a un ritmo lento, en España el aumento lleva varias décadas creciendo con premura. Cerca del 35% en los últimos treinta años, según datos del Inventario Forestal Nacional.  

En la actualidad, somos el tercer país europeo con mayor superficie forestal, después de Suecia y Finlandia. La famosa ardilla que cruzaba la Península Ibérica de árbol en árbol lo tendría más fácil ahora que en 1900.

El incremento del arbolado, bendición en lo que se refiere en la absorción del dióxido de carbono y producción de oxígeno, se convierte en una bomba de relojería si el bosque no se cuida y, a consecuencia del aumento de las temperaturas y fomenta las calcinaciones de territorios. Estamos ante una situación paradójica que hay que afrontar con urgencia para tratar de evitar daños mayores. Debemos tomar cartas en el asunto.

Solución 1: Tala controlada

Usualmente la pérdida de bosques se asocia a la tala, olvidando qué en ocasiones, esta acción es clave para su supervivencia.

La tala controlada de las zonas más densas de un bosque (acto que se conoce como aclareo) o cortas finales bien planificadas (entresacas) son operaciones fundamentales en los trabajos de gestión forestal para ayudar a que el bosque esté sano y se asegure su regeneración. Además, de esta manera, nos aseguramos que el bosque será resistentes a incendios, inundaciones y fuertes racha de viento.

Mediante una tala sanitaria, se mantiene el valor del bosque eliminando los árboles débiles o infectados. Por otro lado, la tala de salvamento es una operación de emergencia para eliminar árboles muy dañados o muertos tras una tormenta, un incendio o un brote de plagas.  

Lo importante es que esas talas, como cualquier acción de la gestión forestal, estén planificadas por profesionales que garanticen su sostenibilidad tanto ambiental como económica y social. Es crucial diferenciar entre clareos y deforestación, ya que una contribuye a la salud del bosque, mientras que la otra puede tener consecuencias devastadoras para el medioambiente.

Solución 2: Reforestación

En España, pese a ser uno de los países de la Unión con mayor superficie forestal, no existe un control tan exhaustivo como en el resto de grandes productores europeos.

La mayoría de suelos boscosos son de titularidad privada. Por lo tanto, pocas políticas sostenibles estatales de pueden aplicar. Y a la hora de reforestar se ha optado por especies de rápido crecimiento en hábitats donde poco tenía que ver, lo cual ha hecho que ciertos ecosistemas se vean afectados. Es el caso de Galicia, por ejemplo, donde el eucalipto se dispara multiplicando por 10 su superficie respecto a hace 50 años. Los problemas derivados son varios. Se desplazan las especies autóctonas, generan sequía, es una especie pirófila y tiene un gran consumo de agua. 

Solución 4: Uso de madera certificada

La certificación forestal de la madera confirma que el bosque se está gestionando con el máximo cuidado y preserva la diversidad biológica y beneficia las vidas de las poblaciones y los trabajadores locales, asegurando al mismo tiempo que también sustenta la viabilidad económica. 

Las certificaciones de cadena de custodia ofrecen una verificación fiable y rigurosa de que los productos provienen de fuentes controladas. Que éstas hayan identificado y separado el material no certificado y no controlado, sin mezclarse con otras maderas de dudoso origen. 

La tala ilegal e insostenibles socava los beneficios medioambientales y sociales del uso de la madera. Por ello es importante descartar este tipo de madera y optar por un material certificado, sinónimo de protección de nuestras masas forestales.

 

Actualmente, existen dos grandes tipos de certificaciones a nivel internacional: FSC (Forest Stewardship Council) y PEFC (Program for Endorsement of Forest Certification). Estos dos tipos de certificación, tienen como objetivo asegurar que la gestión forestal se realice de modo: ambientalmente apropiada, socialmente beneficiosa y económicamente viable.

Por todo ello es importante celebrar el día de hoy, recordar la importancia de nuestros bosques.  Celebremos para un futuro más sostenible, donde la conservación de los recursos naturales y el bienestar de las comunidades locales sean prioridades.