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Reducir el gasto energético en verano mediante envolventes eficientes

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A nivel estatal, los edificios consumen la mitad de la energía total generada y este porcentaje es debido directamente a los sistemas de climatización. Si tenemos en cuenta que las pérdidas de consumo energético se dan en más de 60% de los paramentos opacos, la primera decisión a tomar es la de mejorar la envolvente de nuestros edificios para disminuir la necesitad de climatización.

Ahorro energético - Arquima

Durante los meses de verano, el consumo energético de los hogares para tener los interiores en temperatura de confort tiende a aumentar sustancialmente debido a un uso excesivo de sistemas activos. Aires acondicionados y los ventiladores son ampliamente utilizados para combatir el calor, pero resultan una opción que tiende a ser más temporal que definitiva. Estos equipos extraen en calor acumulado en los espacios interiores para expulsarlo hacia el exterior, resultando en un proceso que requiere una gran cantidad de electricidad.

Si no tomamos cartas en el asunto, el stock global de aparatos de climatización llegará a 5.600 millones de unidades hasta 2050, frente a los 1.600 millones existentes en la actualidad, lo que equivale a unas 10 unidades de aire acondicionado vendidas al segundo durante los próximos 30 años. Extrapolando estas cifras en consumo energético, en países cálidos la participación de los sistemas activos en la carga máxima de electricidad podría alcanzar el 45% en 2050, frente al 10% actual si no se toma ninguna medida.

Actuar sobre la envolvente del edificio, empezando mediante el aislamiento en fachadas y cubiertas, es una de las medidas pasivas más efectivas además de ser una medida para toda la vida. Estas decisiones tienen un impacto directo sobre el ahorro energético y económico.  Hacerlo en un edificio de más de 20 años, o insuficientemente aislado, puede reducir hasta un 50 % su consumo energético.

Otra de las mejoras a implementar sería la instalación de ventanas de alta eficiencia, casi el 70 % las fugas de climatización se producen a través de ventanas poco aislantes y con problemas de estanqueidad. Renovar las ventanas contribuye además a evitar las condensaciones de agua, la formación de moho y mejorar el confort térmico y acústico.

Siguiendo con la renovación de la envolvente, podemos mejorar los sistemas de sombreamiento, para evitar que los rayos de sol en verano impacten en los huecos y permitan el aumento de la temperatura interior. Mediante el uso de persianas orientables o toldos retráctiles, el uso de sistemas activos de climatización se reduce notablemente en invierno gracias a la entrada de radiación solar. Sin embargo, durante el verano los sistemas de sombreamiento regulan, en función de parámetros como la inclinación solar o de la hora del día, el sobrecalentamiento de la vivienda.

La tercera gran mejora a implementar es el uso de la ventilación natural cruzada, consistente en multiplicar las corrientes de aire natural dentro de la vivienda para renovar el aire y a su vez suavizar la temperatura climática interior. Es un sistema al alcance de la mayoría de viviendas: se tienen que abrir las ventanas de la fachada donde el viento sople con más fuerza y las del lado opuesto, idealmente. También funciona abrir las ventanas de diferentes paredes.

Todas estas mejoras pasivas en la vivienda no solo reducen el gasto energético en verano, sino que también tienen beneficios a largo plazo. Son mejoras que fomentan un futuro más sostenible para nuestro planeta que están subvencionada a nivel europeo para que sea más fácil llevarla a cabo sin que afecten a la economía familiar.  Además, estas viviendas actualizadas a los estándares energéticos actuales son ser más confortables y saludables.

A nivel europeo, a través de los fondos Next Generation EU, programa a nivel vivienda que tiene como objeto financiar actuaciones u obras de mejora de la eficiencia energética de las viviendas que constituyan el domicilio habitual y permanente, ya sean viviendas unifamiliares o pertenecientes a edificios plurifamiliares.

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El programa financia actuaciones que consiguen una reducción de al menos el 7% de la demanda energética de calefacción y refrigeración, rebajan el consumo de energía primaria no renovable un 30% o la sustitución de elementos constructivos de la fachada (envolvente térmica), como el cambio de ventanas. Al disminuir el consumo de energía, directamente se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se contribuye activamente a la lucha contra el cambio climático.

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