Tal y como estamos comprobando, la construcción modular cada vez es más popular en nuestro país y, por tanto, cada vez es más alta la demanda de este tipo de casas. En ARQUIMA recibimos a diario numerosas peticiones de catálogo y de presupuestos, pero no son pocas las consultas que nos llegan preguntándonos las diferencias entre una casa modular industrializada, prefabricada y una casa de construcción tradicional. Estas consultas nos han impulsado a escribir este post aclarando mitos alrededor de las casas modulares para ayudar a aclarar este concepto.
Ya escribimos un post hace unos meses explicando con detalle las diferencias de las casas industrializada y de las casas prefabricadas. Para no repetir todas las diferencias, que son bastantes, vamos a exponer la diferencia básica entre los dos tipos de construcciones:
Una casa prefabricada, es una casa completa que se elabora a partir de diferentes secciones 3D confeccionadas en fábrica. Por lo tanto, es un término que se refiere a la construcción de la totalidad de una casa en una fábrica antes de que se instale en la parcela, o terreno asignado.
Una casa modular industrializada, es una casa que se construye (estructura y cerramientos) por módulos, para ser transportada con una grúa al lugar donde la casa debe ser ubicada para su ensamblaje final.
Probablemente esta percepción proviene del mito número uno, la confusión entre una casa modular y una casa prefabricada cuyo gastos de construcción son más económicos. A diferencia de las casas modulares, las casas prefabricadas son de coste muy inferior a las modulares, y resuelven al propietario la necesidad de tener una casa rápidamente, pero sin adquirir un alto compromiso.
Las casas prefabricadas tienen menos durabilidad con el paso del tiempo, y una vez que se deterioran, es muy difícil reformarlas, además de que su diseño suele ser estándar, por lo que no se podrá tener una casa prefabricada con un diseño personalizado y a medida.
Hay que resaltar en la construcción de las casas modulares la superioridad en la calidad del acabado gracias a la tecnología utilizada y la seguridad de los operarios en su construcción. Además de poder tener una casa con el diseño que su propietario quiera.
En ARQUIMA, nuestro equipo técnico está especializado en arquitectura modular sostenible, eficiencia energética y bio-construcción y supervisa todo el proceso, tanto en fase de proyecto como de obra para garantizar la calidad del producto final mediante programas específicos de diseño BIM (Building Information Modeling) de última generación y tecnología.
La primera gran diferencia entre los dos tipos de construcción es que todos los procesos de construcción de una casa construida mediante el sistema tradicional se hacen in situ desde el primer momento, con todas las consecuencias que esto supone, como que los materiales estén expuestos a la intemperie, a las inclemencias del tiempo.
En cambio, el sistema de construcción de Arquima supone un doble reto: la industrialización del proceso constructivo y la prefabricación de los edificios, que no es más que una fabricación ordenada y organizada de las casas modulares que garantiza un control de calidad permanente y de máxima exigencia que no es posible realizar de otro modo.
Las casas modulares están construidas fuera de su emplazamiento, en módulos hechos en fábrica, que se transportan al lugar donde la casas se va a situar definitivamente, para ensamblarse entre sí de manera que encajen a la perfección, y así conformar la casa.
Para ello, el equipo técnico de ARQUIMA ha creado un sistema propio basado en la lógica que aporta el conocimiento profundo de los principios del entramado ligero de madera que permite optimizar y mejorar las soluciones constructivas de todos los elementos de manera continua.
Además de las ventajas citadas anteriormente, el hecho de fabricar el edificio en un emplazamiento que no será el definitivo permite ejecutar la obra previa necesaria para la implantación del mismo (movimientos de tierras, saneamiento, cimentaciones…), al mismo tiempo que se avanza en fabricación. El solape de tareas permite conseguir una reducción del tiempo total de construcción del edificio.
Esto hace que se reduzcan enormemente los plazos de ejecución. Por ejemplo, para una vivienda unifamiliar aislada de 250m2 puede realizarse el montaje en un plazo de 3-5 días, o para un equipamiento de 1.500m2, aproximadamente 15 días.